Si echamos la vista atrás, muy atrás, los más veteranos recordarán cuando los coches nuevos llegaban a los concesionarios completamente cubiertos por una espesa capa de parafina con que se cubrían al salir de las fábricas, para proteger las carrocerías de daños durante el transporte, y que era preciso eliminar antes de trasladar los coches a las exposiciones.
Hoy, que ahora tenemos información, conocimiento, educación y sensibilidad medioambiental, nos escandalizaríamos, sólo con pensar en los millones de litros de agua y de químicos limpiadores que se precisarían cada año para arrancar esas espesas y pringosas capas de cera, y las toneladas de contaminantes que se verterían al alcantarillado.
Además, dejando al margen la factura de los daños al ecosistema, si hoy siguiésemos parafinando y desparafinando coches, el coste de esta operación, sólo para las matriculaciones de España, rondaría los 100 millones de euros. Un gasto inasumible, que no aportaría ningún valor a nadie: ni a los fabricantes, ni a los concesionarios, ni al Estado, ni, por supuesto, a los compradores.
El negocio de distribución y reparación de automóviles conlleva elevados consumos energéticos. No es que sea una actividad contaminante – que no lo es, puesto que el nivel de reciclaje y descontaminación ya lo quisieran alcanzar otros sectores mejor considerados -, sino que la propia actividad y características de las instalaciones conllevan un alto gasto en climatización, iluminación, y funcionamiento de los equipos -en especial, los de chapa y pintura-.
A todo ello, sumamos que, con la incorporación de las gamas eléctricas, los concesionarios deben instalar puntos de recarga de vehículos que, en función del tipo de carga, y el momento, pueden añadir picos de consumo importantes.
La necesidad de aquilatar los costes nos conduce a la necesidad de reconvertir las instalaciones de los concesionarios en Edificios Inteligentes. Por compromiso con el entorno, con la sociedad, y por rentabilidad.
El concepto de edifico inteligente no es exclusivo de edificios de oficinas “High Tech” de nueva construcción, sino que es trasladable a instalaciones en activo. Reconvertir un concesionario a edificio inteligente es posible. En dealerBest lo conseguimos siguiendo una serie de pasos:
- Auditoría energética. Un proceso en el que se analiza, desde los tipos de contratos de suministro, a cuánto, cuándo, cómo, dónde, y por qué se consume la energía.
- Elección de suministradores que provean de energía procedente de fuentes renovables.
- Ajustes en la contratación de potencias, adaptándola a las necesidades reales.
- Implantación de sistemas de Monitorización y Control, que permiten la administración inteligente de los recursos, como, por ejemplo, ajustar la intensidad de la iluminación en función de la luz exterior, o gestionar la potencia de climatización en función del consumo del taller.
- Implementación de medidas de eficiencia energética que pueden ir desde la sustitución de las fuentes de iluminación, a cambios en distintos equipos, midiendo el retorno de la inversión.
- Instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo, que suministran interesantes porcentajes de la necesidad total de energía, o que aportan el 100% de la electricidad necesaria para las cargas de vehículos eléctricos.
- Gestión de subvenciones.
En dealerBest tenemos amplia experiencia en implantar programas de eficiencia energética en concesionarios, desde nuestra división de ingeniería Concesionario Verde. Convertir un concesionario tradicional en un concesionario verde no es ciencia ficción. Nosotros trabajamos para que ser sostenible resulte rentable.